Siempre me he considerado una persona resignada, resignada, que no pesimista, y en mi resignación entendía que hay ciertos márgenes que por bonitos que sean no pueden traspasarse. Que las cosas se dan por sentadas y vivimos en un mundo demasiado vertiginoso como para poder encontrar otros caminos más allá de la linea recta. Qué equivocado estaba. Gracias al calor de miles y miles de personas he descubierto que lo importante no es cambiar las cosas, es creerte que puedes hacerlo. Da igual lo que pase mañana, o pasado mañana o dentro de un año, porque lo que tiene que pasar ya está ocurriendo dentro de cada uno de nosotros, y no puedo estar más convencido de que ese es el primer paso.
He vivido desde que nací leyendo sobre las luchas de los demás, pero ya es hora de que los demás lean sobre las nuestras. No sé qué va a pasar mañana, ni pasado mañana ni dentro de un año, pero si de algo estoy seguro, es que seguirá brillando el SOL.