viernes, 7 de mayo de 2010

Lo reconozco

Empezar un nuevo blog en plena vorágine de trabajo no ha sido una de mis mejores ideas, de verdad, las he tenido mejores.

Trabajar desde casa otorga ciertas libertades y ciertas obligaciones, desgraciadamente para alguien como yo significa lo mismo que intentar encerrarte en una habitación echando tú mismo la llave por fuera. La parte positiva es que gracias a internet, encuentras multitud de excusas suficientes para mantenerte sentado y como a la fuerza ahorcan, algo acaba saliendo. No mucho. Una de esas excusas está siendo The Pacific, hermana pequeña de Band of Brothers.

Me debato entre el amor y el odio.

El amor, yo diría que la pasión, me viene por parte de la temática y el esmero. Dificilmente sé explicar el porqué, pero la segunda guerra mundial es un tema que me ha atraído desde casi siempre y cuando una cadena como HBO y un señor como Spielberg y otro señor como Hanks se molestan tantísimo en cuidar con ese mimo hasta el más mínimo detalle, no puede sino caérsete la baba hasta el punto de que solo te falte hacer arrumacos a tu monitor cuando ves los títulos de crédito. Es sencillamente una maravilla de la producción.

El odio me viene por comparación. Me molestan profundamente todas esas personas que por sistema definen a una segunda parte como "Está bien, pero me gustó más la primera", en este caso, al menos en lo que se refiere a su estructura como serie, tengo que darles la razón si entendemos The Pacific como una "secuela" en términos televisivos. Así como BOB (llamemos BOB a Band of Brothers. BOB, es bonito, cercano, suena familiar. BOB) es toda una experiencia vital, y desde el primer capítulo sientes tan cercanos a los personajes que los acabas considerando compañeros, The Pacific (No he encontrado una abreviatura interesante, disculpadme) tiene la facultad de hacer que todos me importen un carajo. Y no por estar mal construidos, ni por ser poco interesantes, sino por el mangoneo constante que se hace de la estructura narrativa y temporal de la serie. Cada escena, cada capítulo en sí mismo, es una preciosidad que me mantiene con la mirada fija, pero el poso que deja su mensaje es inexistente y el caos que supone la estructura de sus capítulos y la marginación que se hace de determinados personajes en los momentos más interesantes, me deja perplejo.

Lamento que tenga más de folletín que de sentimiento, pese a lo sentido del folletín. Aún así el último capítulo se emite este domingo, veremos si acabo cambiando de opinión, que todo puede ser.

De cualquier manera es muy recomendable ya solo por su realización, y como pasaba con BOB, te aporta una visión alternativa de un conflicto que parece trillado a base de tópicos, pero nada más lejos de la realidad.

Antes he dicho carajo, no sé si eso se puede en internet.




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