lunes, 17 de mayo de 2010

Misantropía de cabecera

Perder la fe en el género humano es algo tan justificabe como perderla en Dios, porque no podemos perder nada que solo existió en nuestra imaginación.

Este es, de hecho, el principal argumento que puede sostener las dos cosas, al genero humano y por consecuencia, a Dios (en ese orden). Y es ahí, en nuestra imaginación, por ser precisamente humanos, donde puede existir cualquier cosa. Si perdemos cualquier clase de fe y eso nos causa desasosiego, es problema nuestro, no habérnosla inventado.

Hoy es uno de esos días en los que por H o por B, todas las personas te parecen Z.

Lo que más me molesta de las personas es que se comporten como personas. A veces es más sencillo pensar en negativo y asumir que eres un bicho raro, antes que pensar que el resto de la gente se va a comportar como tú lo harías. Creo que no poder fiarse de nadie significa que cada ser humano es una especie independiente en sí mismo, que evolucionaría de infinitas maneras si desapareciesen todos los demás mientras él sobrevive. Me sorprenden más las muestras de conducta esperadas que las inesperadas, supongo que por un exceso de fé en las primeras. Llamémoslo ingenuidad si se quiere, la fe es ingenua. Todo un sistema de valores puede venirse abajo en el tiempo que tarda una mujer en pagar la comida para su gato y ese es el tiempo que necesita el sol para cegarte los ojos. Me encantaría que de una vez dejásemos de comportarnos como seres humanos y empezásemos a pensar en comportarnos como algo que aún no sabemos lo que es, pero que por fuerza no puede ser peor.

Disculpad lo críptico del mensaje, ya os dije que hoy solo veo Z.


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